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Tengo HAMBRE y no se de qué

Todos algunas vez hemos estado en ese momento de levantarnos de hacer lo que estábamos haciendo, ir a la cocina; abrir el refrigerador o despensa y buscar algo sin saber que, sentir verdadera hambre pero no saber que es lo que nos podría satisfacernos y volver a intentarlo esperando buscar a fuera ese alimento saciador. Efectivamente hay puntos nutricionales concretos, que actuando fisiológicamente, podemos hacer para ir disminuyendo esta inquietud hambrienta que a veces habita en nosotros:
1. Cuando tenemos una alimentación abundante en harinas refinadas, azúcar y carbohidratos. Fisiológicamente se producen picks de glucosa en sangre, en donde se suma la elevación de la insulina. Este subidón luego baja produciendo hambre. Es
hambre un tanto impaciente, generando de esta manera un circulo vicioso de insaciabilidad y sensación de constante hambre.

¿Cómo podemos corregirlo?
Agregando carbohidratos integrales (fibra) y añadiendo una porción de proteína o grasa en nuestros platos.

2. Falta de proteínas y grasas. Mas allá del cliché de llevar una alimentación “equilibrada”. La regulación del hambre y la saciedad es regulada por una serie de enzimas. Diversas enzimas que responden a diferentes estímulos para generar saciedad en el cerebro.

Algunas son estimuladas por grasas, otras por proteínas y otras por carbohidratos, por lo tanto el equilibrio entre estos macronutrientes también responde a la saciedad.

3. Estrés crónico. En su justa medida el estrés nos salva la vida. Cuando sentimos y percibimos el peligro, una inyección de hormonas son secretadas en nuestro torrente sanguíneo las que nos movilizan a defender lo que podría ser vulnerado y nos lleva a reaccionar frente a la amenaza. Sin embargo cuando cronificamos este estado de alerta y defensa es cuando comienzan el daño y fuerte impacto en nuestro cuerpo. Se altera nuestro ciclo del sueño y hormonas. Disminuye la leptina, que nos hace sentir saciados y aumenta la grelina que nos despierta el apetito.

4. Falta de sueño, ya es sabido y demostrado en estudios que la mala calidad del sueño; acostarse tarde, despertarse variar veces durante la noche, esta estrechamente asociado a un peor control de las glicemias (azúcar en sangre). Con ello picks de hambre
y desregulación de hormonas.

5. Hambre emocional, sabemos que no sólo comemos por hambre fisiológica y que todos en algún momento hemos buscado la comida como fuente de alivio y confort emocional. Sin embargo cuando negamos esta realidad, y rechazamos que puede ser valido comer desde la emoción, no nos permitimos observar una parte insatisfecha e inmediatamente lo asociamos a comer, porque claro sabemos que ahí sentimos saciedad y dejamos de atender y observar ese vacío que no es el estómago.

 

Por la Nutricionista y Health Coach Camila Quevedo