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En paz con la comida en época de fiestas

Diciembre, navidad y año nuevo; genera ansiedad. Queramos o no, es momento de fiestas, compromisos y comidas. Eso puedo sonar muy atractivo, pero en la realidad de muchos, es agotador. Se activa el hambre emocional, la ansiedad social y de paso esta creencia que estaremos desbandados/as con la comida. Y sale con gran potencia la mentalidad de compensar, pre y post, generalmente desde una mente restrictiva y empapada de la cultura de dieta.

Creemos que será la única oportunidad para comer esos platos y que no sabremos cuando estaremos nuevamente frente a estos alimentos deliciosos. Sentimos la presión de que algún familiar hará comentarios sobre lo que como, o no como. Prendiendo inmediatamente la alerta de restricción, control, poco disfrute y carencia frente a los alimentos.

También no faltan las conversaciones sobre las dietas para hacer post celebraciones, asegurando que de alguna manera hay que compensar a lo comido durante el mes de diciembre generando así esta inquietud de que es ahora en donde podré comer todo lo que me gusta, porque después al llegar enero, no podré.

Creo importante comenzar a hacer las paces con la comida en estos momentos de encuentros. Ponerla en la vereda de algo que nos aporta; sabores, olores, recuerdos, nos conecta con tradiciones y el disfrute. Dejar de verlo como comidas buenas o mala, postres engordantes y reducirlo solo a calorías y azúcares. Repetirse de ese queque delicioso típico que se hace en la casa o tomarse más copas, es parte de comer con otros, de vincularnos y dejarse teñir por el contexto.
Sin embargo, cuando vemos esta oportunidad como la única o bien nos preparamos todo el mes, haciendo dietas restrictivas para comer de todo lo que no comí, nos desconectamos del cuerpo, de nuestros gustos, de nuestros límites y del placer por sentir los alimentos. A nivel de nuestro sistema nervioso, nuestro cerebro reacciona; teniendo mayor fijación frente a los alimentos prohibidos; somos más impulso frente a la disponibilidad de comida, y nos cuesta más percibir las señales de hambre y saciedad.

La invitación para estas fiestas es a evitar la prohibición y restricción previa. A darnos el gusto de disfrutar de los alimentos que nos gustan, conectar con nuestro cuerpo, confiar en sus señales de saciedad y también darnos la oportunidad de disfrutar en presencia para no sólo saciarnos de los alimentos, sino del encuentro, de las risas, celebraciones y de nuestros seres queridos.

 

Por la Nutricionista y Health Coach Camila Quevedo