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Antojos… ¿Por qué no saciarlos?

     Es muy placentero saciar ese antojo que esta en nuestra mente y nuestro estómago. El match perfecto para sentirnos satisfechos. Sin embargo hay mucho cuestionamiento previo a saciarlo, o dejarnos llevar por ese placer humano de sentir sabores y texturas en nuestra boca.

Últimamente se ven muchas comparaciones, del estilo; si tienes antojo de chocolate es por que te falta magnesio o si tienes antojo de papas fritas es porque te falta ácidos grasos esenciales. Lo que puede ser verdad, ya que muchos veces el cuerpo “reclama” frente a lo que necesita. Pero no es la única ni la última razón!

Efectivamente, algunos antojos surgen por falta de hidratación y aminoácidos. Importante detenernos ahí a chequear si efectivamente estamos llevando una alimentación equilibrada, y aquí me refiero a que no hay déficit de los principales macro y micro nutrientes, no solo si comemos perfectamente saludable todo el tiempo.

También nacen por estar crónicamente en déficit calórico. No quiere decir que no lo podamos estar, solo que la cronicidad si genera carencias y sensación de escasez, que luego naturalmente se transforma en muchas ganas acumuladas de comer contundente para saciar lo no saciado. 

Otros surgen no desde el hambre fisiológica, corporal o celular, sino desde las emociones. Todo ser humano siente placer al comer, porque estamos codificados que el alimento nos da vida, y nuestro instinto de sobrevivencia  se prende. Sin embargo esta hambre no solo esta gatillada para preservar la vida. Sino también para gestionar, reprimir, anestesiar o manejar algunas emociones incomodas. Lo que es totalmente natural y normal. No esta mal ni tampoco bien, simplemente es… Lo importante es poder identificarlo, llenar ese vacío emocional en la medida que me genere internamente una sensación de confort y alivio, evitando el malestar del exceso o la culpa por habernos pasado a llevar. Porque en su justa medida, la comida si puede ser utilizada como terapia para gestionar emociones, pero ojo, saber que no es la única herramienta que tenemos.

Por otra parte se habla de que hay que tener “ fuerza de voluntad” y “más determinación” para hacerle frente a estas ganas de comer. Cuando en realidad, mientras mas nos resistimos, mas ganas guardarnos y la bola de nieve mas crece en nuestra mente. Y dejamos a atender a una parte nuestra que si esta pidiendo algo. Puede que a veces saciemos el antojo y puede que otras no. Aquí lo importante no es medir mi fuerza de voluntad o ver si le gano al antojo. Sino simplemente ser mas consciente. Saber de donde viene, tener la distancia para poder decidir si quiero o no, y si es que quiero, hacerlo con disfrute y pausa, observando cuanto y como comer eso que tanto esta presente en mi mente y una vez saciado en presencia se disuelve al igual que un bombón en nuestra boca y la ansiedad desaparece.

 

Por la Nutricionista y Health Coach Camila Quevedo