Skip links

Hambre emocional, ¿Y si la normalizamos?

La Nutricionista Camila Quevedo habla sobre el hambre emocional.

Para la revista Paula.

Les dejamos el post completo:

Tod@s alguna vez hemos comido para sentir el placer emocional que nos evoca un alimento, para intentar encontrar un refugio de calma o para regular alguna emoción. Lo curioso es que es un acto natural y originario que esta inmerso en nuestra memoria celular y que hoy nos culpamos por hacerlo. Esa culpa solo nos lleva al piloto automático del exceso y sobre ingesta que después lamentamos.

La primera experiencia emocional de calma que tuvimos fue esa leche tibia que nos dio contención una vez que salimos a este mundo desconocido, entonces porque negar que si, efectivamente los alimentos no solo nutren el cuerpo fisiológico, sino también nuestro cuerpo emocional. Es interesante detenernos a observar y prestar atención en que sí, el sabor o sensación de algunos alimentos pueden afectar nuestro estado de ánimo. Y que la comida puede ser una terapia cuando se hace de manera consciente.

Es común escuchar en la consulta, la culpa o vergüenza de algunos pacientes cuando te cuentan que al estar ansiosos o cualquier otra emoción comen sin sentir hambre, sino para llenar un vacío o para regular una emoción incomoda. Pero lamentablemente nos hemos desconectado y hemos dado más espacio a la mente, para que comience a dar juicio… “No debería estar comiendo así”, “ Que chanch@”, “ Que gord@”, “Que asco” y una cantidad de críticas, que nos hacen irnos a un espacio totalmente opuesto al cual estábamos buscando. Y es ahí donde comienza la sobre ingesta, el descontrol y el atracón.

La invitación aquí es a normalizar que es natural y a todos nos sucede y nos seguirá sucediendo! y hacer la distinción entre hambre emocional e ingesta emocional. A darnos la oportunidad de sentir y observar que nos estamos diciendo a nosotros mismos. Si lo vivimos como un acto natural nos podemos dar el espacio de atender a esta hambre de una manera consciente y en perspectiva, que me permita activar habilidades compasivas y de automaternaje para que; con atención plena pueda tomar decisiones más sabias y entender porque estoy comiendo.

Lo importante que es validar que estoy comiendo para poder apoyarme en esta experiencia emocional que estoy viviendo, nos permite la distancia y perspectiva para poner foco a preguntas que me puedan guiar a tener una experiencia placentera y de confort. ¿Por qué y para qué? “Si, estoy comiendo por hambre emocional”, y que no esta ni mal ni bien, simplemente es… y ahí puedo decidir… ¿Cuánto y cómo?. ¿Cuánto? Para comer a un nivel que me sienta bien, para no llegar a la pesadez estomacal y malestar físico por una sobre ingesta que supere mi malestar emocional y por consiguiente aparezca la crítica y castigo en todo su esplendor. ¿Cómo? Con pausa, con atención, con presencia para hacer de esta experiencia efectivamente una terapia que me nutra emocionalmente y logre mi objetivo de darme contención y confort al igual como una vez fue esa leche tibia.

 

Por la Nutricionista – Health Coach Camila Quevedo